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PRESENTACIÓN

Si bien el psicólogo ha de responder a los retos presentes de su profesión, también lo ha de hacer a las demandas profesionales del futuro, situación que implica establecer modelos formativos de visión prospectiva (Kozulin, 2000; Darling-Hammond, 2008). Esta idea se ajusta a una visión que va más allá del trayecto formativo inicial en pro de la adquisición de una serie de competencias para resolver nuevos problemas sociales proyectando líneas de acción que consoliden una nueva relación con la sociedad. Siendo así consideramos indispensable reflexionar:

 

  1. Que el centro de atención en la formación del profesional tiene que ser la promoción de un aprendizaje activo, individual y en grupo, por el que el alumno transite de ser un receptor pasivo de información al de un aprendiz competente, capaz de construir significados y dotar de sentido a su aprendizaje (Coll, 2010a, 2013a,).

 

  1. Que el profesional de la psicología sea capaz de adquirir y dominar competencias, tanto genéricas como transversales, que le permitan la gestión autónoma de su aprendizaje a lo largo y ancho de la vida (Coll, 2013b).

 

  1. El enfoque de la formación profesional ha de basarse en la creación de zonas de interactividad enriquecida para ejercer una influencia educativa ajustada a las necesidades de los aprendices (Colomina, Onrubia & Rochera, 2001; Coll, Onrubia & Mauri, 2008) en la dirección de identificar y potenciar su propio entorno personal para aprender (Díaz Barriga, Vázquez & Rodríguez, 2014).

 

  1. El futuro psicólogo debe desarrollar competencias para diseñar y gestionar su propio entorno de estudio y trabajo, así como para la síntesis y análisis de la información, desarrollo de productos, aplicación de cuerpos de conocimiento para el desarrollo y el uso de tecnologías para la resolución de problemas. Éstas son acciones fundamentales para hacer frente a problemas y situaciones profesionales que aún no existen o de las que no se conoce la solución idónea (Kozulin, 2000; Buchem, Atwell, &Torres, 2011).

 

  1. La importancia de reflexionar sobre la profesionalización del psicólogo mediante el uso de las TIC (en su calidad de herramientas e instrumentos psicológicos) de tal manera que se pueda establecer el núcleo de las competencias y saberes asociados a los principales ámbitos de la cultura tecnológica, de la información y la globalización (UNESCO, 2005; OCDE, 2010).

 

Se considera que, además que conocimientos específicos con un sólido fundamento, el psicólogo ha de manejar estrategias que le permitan hacer un uso del conocimiento según las necesidades profesionales que se presenten. Siendo así, las competencias genéricas son la base para abordar cualquier exigencia del ejercicio de la práctica profesional. Más allá del conocimiento específico, se requieren rutas por las que se pueda llegar a éste, propiciando que el psicólogo comprenda aquello que necesita resolver. Siendo así, la propuesta es que el psicólogo genere sus propias condiciones de aprendizaje, según el momento, lugar y condiciones que caractericen su contexto de práctica.

 

Reconociendo permanentemente aquello que deberá aprender para la resolución de problemas concretos y que no necesariamente tiene desde la formación de licenciatura. Hablamos de un profesional autónomo que fundamente la toma de decisiones profesionales sobre su propio aprendizaje y de cómo ha de producir las condiciones para aprender en todo momento. Se trata de fundamentar la autoformación mediante el desarrollo de capacidades de gestión con los escenarios de práctica, constituyendo escenarios que le proveen de oportunidades para aprender en todo momento. 

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